Manejo de crisis en tiempos de cuarentena
Docente de la Escuela de Comunicación USAT
Otras han cambiado radicalmente su sistema de trabajo, pasando a realizar lo que se llama ahora teletrabajo o trabajo remoto, y otras han tenido que reinventarse, cambiando muchas de ellas su giro de negocio para poder atender por delivery o entregas a domicilio.
En estas circunstancias en las que la Economía de varios países está trabajando a media máquina, quizá algún directivo puede pensar que es menos probable que surjan crisis en las empresas, porque, o están paralizadas o aparentemente están “trabajando menos”.
Pensar así sería un grave error. Al contrario, en el contexto en el que estamos viviendo, la mayoría de las empresas está mucho más propensa a sufrir una crisis y, en varias ocasiones, sin haber tenido ninguna responsabilidad.
Bien lo ha dicho Robert J. Shiller, Premio Nobel de Economía del año 2013, que, en realidad, enfrentamos dos pandemias: la del coronavirus y la “pandemia de la ansiedad financiera por las consecuencias económicas que puede tener la primera”.
En definitiva, estamos viviendo una situación que, ya de por sí, tiene a muchas personas alteradas, lo cual, puede ocasionar que malinterpreten las acciones de las empresas, que no toleren actitudes corporativas que antes pasaban por alto, o que hagan responsables a las compañías de situaciones que van más allá de sus límites.
Precisamente, muchas de estas personas cuentan con redes sociales en las cuales pueden expresar todo lo que sienten y piensan sobre estas empresas y, ya sabemos, que todo lo que publiquen tiene altas posibilidades de volverse viral, lo cual, afecta la imagen y la reputación corporativa de las empresas.
Estrategias a poner en marcha
¿Qué hacer entonces? En estos meses de cuarentena hemos visto varios casos de empresas pertenecientes al sector financiero, previsional, salud, telecomunicaciones, transporte, entre otros, que por diversas acciones han sido señaladas y condenadas en las redes sociales.
En estos casos, cuando el daño ya está hecho, lo que queda es evaluar qué se ha realizado mal, tratar de corregir esas acciones, y luego comunicar a sus públicos qué están haciendo para mejorar y dejar atrás el error. Sería ideal que empiecen reconociendo en qué han fallado.