Administración y gestión empresarial
Docente USAT
Entendamos también, que administrar tiene que ver con disponer, coordinar, asignar los recursos para su buen uso y según lo planificado, presupuestado, organizado, etc. Pero gestionar, tiene que ver con la optimización de los recursos o de los colaboradores (según sea el caso) enmarcados dentro de la lógica de la eficiencia y la eficacia. Siendo menester precisar, que la eficiencia tiene que ver con los recursos y la eficacia con el o los objetivos. En ese sentido, podemos estar frente a los siguientes escenarios:
Puedo ser muy eficiente en la administración o gestión-dirección (no gasto más de lo que se ha planificado o inclusive gasto menos de lo planificado) de los recursos y/o las personas y puedo ser muy eficaz con los objetivos (se lograron los objetivos según lo planificado o inclusive se superaron los objetivos estimados).
Puedo ser muy eficiente en la administración o gestión-dirección de los recursos y las personas, pero no soy eficaz en el logro de los objetivos.
Puedo ser nada eficiente con los recursos ni las personas (gasté más de lo esperado o asignado) pero fui eficaz con los objetivos. Cabe destacar que este escenario es uno de los más comunes en las empresas de hoy en el mejor de los casos.
Y cualquier otra variante que pudiese darse en la conjugación de ambos elementos de la gestión empresarial efectiva (eficiencia x eficacia = efectividad).
Entendido esto, paso a compartir con ustedes una reflexión a partir de 4 experiencias como cliente en empresas de diferente rubro y en circunstancias de (casi) post pandemia (2022).
Tres de las empresas pertenecen al rubro de restauración. Lugares muy conocidos en Chiclayo y uno de ellos parte de una cadena importante de hoteles en nuestro país. El otro pertenece a la industria del trasporte interprovincial de pasajeros. La experiencia se dio en el lapso de dos semanas en diferentes días de la semana. Realmente experiencias que me llevaron como digo, a una reflexión sobre lo vulnerable de la gestión empresarial en tiempos de crisis. Sea del tamaño que fuere y sea cual fuere el rubro de la empresa (mejor dicho, negocio).
En las 4 empresas se dieron las siguientes constantes, todo enmarcado en una sólo expresión: “mal servicio y producto”. Finalmente, mala experiencia:
Ambientes desaseados, mozos inexpertos, alimentos quemados, tiempos de espera que ponen a prueba la paciencia hasta del más comprensivo de los clientes, y precios elevados que no guardan relación con lo recibido.
Todo esto no es más que la consecuencia de una evidente aplicación de paliativos producto de la improvisación de los negocios por “salvar la situación a cualquier precio”. Comprensible la desesperación, pero no justificable para alguien que está poniendo todos sus recursos y esfuerzo en hacer realidad su sueño, que mal afrontado se convierte en una pesadilla donde no queda más que “tirar para adelante” porque detenerse o retroceder puede ser peor.
Es evidencia también de una falta de información y formación empresarial de quienes dirigen el negocio. No basta tener la capacidad de inversión ni las ganas de emprender a partir de un sueño – legítimo, por cierto- ni la oportunidad. Ya Seneca lo decía desde épocas pretéritas: “la suerte, es la conjunción de la capacidad (conocimiento + experiencia + habilidad+ fuerza de voluntad) y la oportunidad”.
Por todo lo antes dicho, se hace imperiosa la necesidad de -como decía Steven Covey- “afilar la sierra” (el séptimo hábito de su investigación plasmada en su obra cumbre “los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”). Es decir, capacitarse, prepararse, actualizarse para afrontar nuevos retos en escenarios cada vez más desafiantes y cada vez más inciertos.
¿Cuál es el problema entonces?, Es que a veces estamos tan ocupados cosechando las manzanas que nos olvidamos de regar el árbol. Estamos tan ocupados conduciendo que nos olvidamos echar combustible.
Siendo así, tarde o temprano nos quedamos sin manzanas y sin árbol o con el auto a medio camino sin combustible y sin llegar al destino.
La solución pasa entonces por prepararse y rodearse de las personas adecuadas. Con la preparación y las personas adecuadas llega la oportunidad adecuada.
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