¿Cómo programar mi mente en positivo?
Docente de la Facultad de Humanidades
Tres herramientas y dos modos
Si este ejercicio se realizara a muchas personas, podríamos tener tantas respuestas y reacciones como participantes, y esto se debe a que: nuestra mente se encuentra programada de un cierto modo para responder frente a una determinada realidad, y cada persona percibe el mundo de una forma particular. ¡Asombroso! ¡Cada historia personal, cada ser humano es un mundo diferente! Cada persona ha colocado en su mente consciente o inconscientemente determinadas pautas a lo largo de su historia por diferentes motivos: lo que escuchó, lo que vio, lo que aprendió, y principalmente, lo que eligió; y todos esos “lineamientos” o “pautas” son programaciones que ahora le hacen ver a cada uno la realidad desde una percepción particular, y así, por ejemplo, para algunos el trabajo será felicidad y pasión, mientras que, para otros, estrés y castigo.
Todo esto nos lleva a una conclusión medular: nosotros programamos nuestra mente directa o indirectamente. ¡Y es esta es la esencia del presente documento: confirmar la capacidad que todos tenemos de programar nuestra mente! Si partimos de ese postulado, entonces podemos decir también, que sí es posible generar nuevas pautas positivas para nosotros, y así, programar en positivo, es decir, mandar nueva información a nuestra mente en clave de optimismo, de ánimo, de cosas buenas. Veamos:
Primero, entendemos como pensar en positivo, no un ilusorio ideal desarraigado de la realidad, sino, la capacidad de ver en la realidad, aquello que verdaderamente me “suma”, me ayuda, genera aprendizaje o me permite una oportunidad de crecimiento, es decir, aquello ciertamente positivo y bueno.
Ahora que sabes de la capacidad que posees ¿quieres pensar en positivo? Eso será una elección tuya, lo que a continuación te presentamos son tres herramientas para programarnos nuestra mente en clave de optimismo. Aquí vamos:
Herramienta 1: Bombardeo de palabras positivas.
Todos los días y a cada instante, inyectarte de palabras y frases optimistas como “todo está bien”, “soy un ganador”, “hoy cocino maravilloso”, “soy un esposo amoroso”, “soy una madre paciente”, “este día es bendecido”, etc. Repetirlas hasta saturar nuestra mente, hasta que ésta no le quede remedio que creérsela. Esta herramienta se basa en una premisa de la programación neurolingüística: la mente se cree lo que le dices, y si es presente mucho mejor. Por tanto, ten cuidado con lo que le dices, porque te lo terminas creyendo y luego, la magia de la programación, terminas actuando de acuerdo a como piensas.
Hasta aquí, es necesario darte una advertencia: elimina de tu vida los “tengo que”, esas realidades veces que a tu interior y a tus labios vienen esas dos palabras, por ejemplo: tengo que… lavar los platos… cocinar… llevar a los hijos al colegio, etc. Vivir así, termina con el tiempo generando cansancio, estrés y rechazo a las acciones a realizar. Cambia tu lenguaje, por el “quiero”, “elijo”, incluso, “disfruto”, lo que te permitirá ver la misma realidad de otra manera. Porque realmente es eso que haces es por algún motivo bueno.
Herramienta 2: Pintar el hecho
Si solo bombardeamos a nuestro cerebro de palabras positivas, en algún momento este podría pensar: “espera un momento, o sea que ¿siempre todo está bien en todo momento? ¿por qué decir que, me va bien, sin fundamento?” Para eso está esta segunda herramienta: pintar el hecho trata básicamente, de encontrar en todo lo que nos acontece, aquello que realmente me suma, algo bueno; y ya luego de esto, vendría el bombardeo de pensamientos positivos. En otras palabras, es la habilidad de descubrir en cada suceso de nuestra vida lo realmente óptimo para nosotros.
Para utilizar bien esta herramienta es necesario entender que a diario los sucesos de nuestra vida son solo hechos y nosotros les otorgamos una “interpretación”, le damos un “color”, los pintamos. Por ejemplo, mientras que para algunos cuando sale el sol es motivo de alegría y entusiasmo, para otros es simplemente un efecto de la naturaleza que no tiene mayor importancia; ¿por si es un mismo hecho? Lo es, y tiene diferentes formas de interpretarlo, de pintarlo.
Por tanto, esto es lo que puedes hacer frente a cualquier situación, pensar y descubrir ¿qué realmente de bueno trae lo sucedido, a mi vida? Tómate tu tiempo, hasta que encuentres sentido a lo que te pasó. Ayuda a pintar el hecho, no preguntar tanto el “¿por qué esto me pasó?”, sino el “¿para qué esto en mi vida?”
Herramienta 3: busca un ancla
Finalmente, la última herramienta, es un adicional, un plus más emocional, a saber, es: el ancla. Definamos ancla como aquello que te “jala” emocionalmente a un estado, aquella realidad que te inclina y te hace sentir algo que en un momento ya lo habías percibido, y que cada vez que tengas esa ancla lo vuelves a sentir. Por ejemplo, una canción que al cantarla te trae la emoción de la alegría, del entusiasmo, que te pone en un estado de optimismo, esa es un ancla musical, que puede ayudarte mucho para pensar en positivo.
También es posible un ancla visual, es decir algún objeto o imagen, que al verlos te sientas motivado a seguir adelante, a continuar. Por ejemplo, hay personas que, al ver la foto de su familia unida, siente las ganas de seguir en pie de lucha e incluso sonríen, o hay otros, que alcanzan lo mismo mediante algún objeto, una medalla, un anillo, etc.
¿Quieres poner un plus emocional a pensar en positivo? Entonces busca un ancla, o identifica uno que ya tienes.
Conclusión y reto
Finalmente, ninguna de las tres herramientas de PNL (programación neurolingüística) funcionarían bien, si no trabajamos en nuestro ser. Es decir, para que sean efectivas necesitamos dos modos concretos de ser: el modo “yo responsable” y el modo “yo arriesgado”.
El modo “yo responsable”. Quiere decir, que tú, y solo tú, eres el responsable de los resultados de tu vida, que no puedes echarle la culpa al mundo ni quejarte de las personas, de lo que hacen o no hacen, porque tus metas, objetivos, y tus pensamientos positivos, dependen únicamente de ti. Ni siquiera puedes responsabilizar a las circunstancias, no. Eres tú, quien vence las circunstancias y quien cambia al mundo, no es el mundo quien te cambia a ti. Este modo de ser, te hace superar las condiciones, y darte cuenta que asumir que el lado positivo de la vida, depende de ti.
El modo “yo arriesgado”. Con este terminamos; este modo de ser, es la actitud de lanzarnos a lo nuevo, de tomar el riesgo de ir por nuestros sueños, de darse la oportunidad de aprender de todo lo que nos pasa, superando el miedo a caer. Es este, el necesario para que programar nuestra mente en positivo, sea una realidad. Porque si terminas de leer este documento, y no te arriesgas a ponerlo en práctica, seguramente no habrá nuevos resultados en tu vida, pero sí tomas el riesgo de hacer nuevas cosas para tener nuevos resultados, llegarán aprendizajes y cosas nuevas para ti.
Por tanto, tienes tres herramientas para pensar en positivo: bombardear de palabras positivas, buscar el color bonito del hecho y encontrar un ancla motivacional. Recordando que estas funcionarán cuando seas consciente de que tú eres el único responsable de tus pensamientos positivos y asumas el riesgo de llevar a la práctica lo aprendido.